Existen muchos niños que los etiquetan como malos, desobedientes, vagos, inquietos, traviesos, pero no son responsables por completo de su actitud. Hay algo que modula su comportamiento, que es mucho más complejo y arrastra todas estas conductas e interrumpen las actividades de la vida diaria, su nombre es Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS), denominado en las primeras investigaciones por la Dra. Jean Ayres. Es decir, existen dificultades en el procesamiento sensorial (DIS). Entre otros aspectos que puedan afectar por su sintomatología, a tener en cuenta.

¿Qué es la integración sensorial? Es la interpretación y organización de información acerca del entorno del Sistema Nervioso Central, el cual debe ser capaz de interpretar diferente información captada por diversos órganos que hay en el cuerpo. Si tenemos mala interpretación de los estímulos, la respuesta será desadaptativa y por ende, no será la adecuada. Éstos niños no son conscientes de que padecen un TPs, y las personas de su entorno tampoco.

Muchas veces podemos observar que los niños no duermen bien, no quieren comer, les cuesta mucho ir a fiestas de cumpleaños, empuja a los demás en la fila del colegio o en el patio, etc. Pueden ser un mecanismo de defensa por hipersensibilidad táctil, o una mala conciencia de su propio cuerpo, hiporesponsivo ante estímulo propioceptivo.

La integración Sensorial aborda todo este tipo de disfunciones, ya que es un tratamiento que nace en el seno de la Terapia ocupacional, aunque otros profesionales pueden incorporar algunas estrategias dentro de su tratamiento (logopedas, psicólogos, fisioterapeutas).

La terapia ocupacional a través de la Integración sensorial proporcionan experiencias sensoriales con el objetivo de modificar las respuestas del SNC hacia el desarrollo adaptativo a la información del ambiente.