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Uso de tablets en la infancia: ¿aliados o enemigos del desarrollo temprano?

Publicado el 12 de Noviembre de 2015 por Rosa Cánovas López. Archivado en Nuevas Tecnologías

Las tablets son dispositivos cada vez más habituales en nuestras vidas y también en las de nuestros niños. Desde que nacen los niños nos ven emplear gran parte de nuestro tiempo usando nuestro Smartphone, tablet o delante del ordenador y es normal que despierte su curiosidad y el deseo de imitar a los adultos.

Sin embargo, la gran pregunta que se plantea es la conveniencia o no de que los más pequeños de la casa se inicien en el mundo digital y estrechamente relacionado con ello la edad mínima de uso y el tiempo recomendado. La polémica en este punto está servida.

Las posibilidades que las nuevas tecnologías nos abren en nuestro día a día son innegables; sin embargo, el desarrollo tecnológico tiene también, como todo, sus limitaciones y su uso no está exento de críticas y problemas sobre los que se hace necesario reflexionar. En un artículo publicado en Junio de 2014 por un terapeuta ocupacional en el Huffingtsonpost, se alertaba sobre los peligros del uso sin control de estos dispositivos en niños. Entre sus argumentos se encontraba la posibilidad de alteraciones en el desarrollo cerebral y retraso en el desarrollo debido a una exposición excesiva a las tecnologías, el aumento del sedentarismo y la obesidad infantil, posibles alteraciones del sueño, falta o déficit de atención o adicción infantil entre otros (enlace al artículo completo: http://www.huffingtonpost.com/cris-rowan/10-reasons-why-handheld-devices...). Además es frecuente encontrar en los foros voces que argumentan que la tecnología distrae al niño de otras tareas esenciales y lo aíslan de su entorno.                            

Otras voces apelan a que la realidad es que vivimos en un mundo digitalizado y no es malo que desde pequeños empiecen a familiarizarse con este tipo de dispositivos, siempre que hagan un uso adecuado de ellos. Bien utilizadas, las tablets introducen al niño en el mundo digital de modo lúdico, conllevan que el niño participe de los juegos de forma interactiva, proporcionan feedback inmediato sobre la ejecución y estimulan su desarrollo (aprenden vocabulario a través de canciones y cuentos, aprenden a relacionar las letras y su sonido, los números, etc.)            

Este mismo razonamiento conviene aplicarlo también ante la cuestión de la edad adecuada o límite a partir de la cual utilizar estos aparatos digitales. Algunos expertos hablan de no generar la necesidad en edades tempranas (3 o 4 años). Otros autores han elaborado pequeños decálogos en los que se concreta aún más los tiempos por edades, estableciendo que los bebes de o a 2 años no deben tener contacto alguno con la tecnología, los de 3 a 5 años debe ser restringido a una hora al día, de 6 a 18 años la restricción debería ser dos hora al día. En este punto es cierto que no es recomendable que los niños pasen demasiado tiempo frente a un aparato tecnológico y siempre deben hacerlo acompañados.

                                           

¿Qué ocurre con los niños con Necesidades Educativas Específicas?

La tecnología es una herramienta más a nuestra disposición, un medio nunca un fin y por tanto nunca será la base del trabajo en atención temprana ni debe ser tampoco la única forma de interacción del niño en su entorno cercano. El valor de estas herramientas reside en proporcionar nuevas posibilidades para mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias, sumadas a las ventajas citadas más arribas, pero nunca va a sustituir al trabajo del profesional, quien se encargará de decidir el programa de estimulación más adecuado para cada niño en particular y asesorar a las familias sobre el uso de estos dispositivos fuera del centro.

Es el profesional el que debe valorar pros y contras del uso de la tecnología teniendo en cuenta el nivel madurativo del niño y el aprovechamiento que puede hacer de esa herramienta.

 

¿Cómo podemos entonces maximizar las ventajas de su uso reduciendo los inconvenientes?

  • Limitación de su tiempo de uso: al igual que con otros aparatos electrónicos como la televisión, el teléfono o el ordenador, debemos distribuir el tiempo diario del niño de tal manera que no destine toda la jornada delante de una pantalla. Es importante realizar también actividades al aire libre, deportes, juegos manipulativos, tiempo de lectura, etc.
  • Evitar su uso antes de dormir: ya que retrasa la hora de ir a dormir y provoca que el sueño sea de peor calidad.
  • Supervisión: lo ideal es que los niños, especialmente los más pequeños, empleen los tablets en presencia de los padres y lleven a cabo los juegos de manera conjunta mientras el adulto también va proporcionando feedback y ayudas en la realización de las actividades. Si esto no es siempre posible, supervisar y limitar el uso a actividades adecuadas a su edad y nivel de desarrollo.
  • El contenido lo es todo: elijamos aplicaciones educativas acordes a la edad y nivel madurativo. En la red existen actualmente muchas páginas que cuentan con listados de aplicaciones filtradas por profesionales cualificados donde se analiza la conveniencia de las aplicaciones, edades recomendadas y principales funciones trabajadas.
  • Eduquemos con el ejemplo: seamos modelos adecuados de uso para nuestros hijos, no pasándonos horas delante de la pantalla y haciendo que el poco o mucho tiempo que tengamos para estar con ellos sea tiempo de calidad.
Publicado por

Rosa Cánovas López

Doctora en Neurociencia Cognitiva y Necesidades Educativas Específicas y Master en Neuropsicología Infantil.

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